El edificio nace de la idea de construir segundas viviendas para cuatro amigos de entre 55 y 65 años, residentes en Lucerna, para poder disfrutar de la jubilación en Barcelona, ciudad con la que tienen fuertes vínculos.

Desde el principio se decide apostar por los sistemas energéticos pasivos, la sostenibilidad y la calidad arquitectónica.

El edificio está compuesto por cinco viviendas, una en cada planta y un local comercial en planta baja. Cuenta además con un patio equipado con un banco y una mesa, un sótano con trasteros, lavadoras y secadoras y, en la cubierta, con una pequeña piscina y una cocina al aire libre.

El patio de acceso en planta baja y la piscina están diseñados como espacios comunitarios para desarrollar actividades compartidas por los vecinos.

El proyecto propone una reinterpretación de las viviendas en barcelona, de los sistemas constructivos tradicionales locales, buscando la integración y coherencia con el contexto urbano, reconociendo el carácter industrial del barrio a través de materiales propios de la arquitectura fabril del Poblenou, como el ladrillo manual, la cerámica y la madera de los porticones.

Las viviendas, de unos 80 metros cuadrados cada una, disponen de dos terrazas, una hacia el patio y otra hacia la calle, que garantizan la ventilación cruzada y conforman los frentes de los testeros. Las salas de estar-cocina-comedor están ubicados en la fachada posterior, en relación directa con el patio.

El sistema de persianas de madera corrugables con lamas orientables, inspirado en los porticones tradicionales barceloneses, permite tamizar la luz solar en las terrazas y mejorar el confort térmico de las viviendas, al mismo tiempo que genera un juego de llenos y vacíos dinámico en los testeros del edificio.

La fachada longitudinal que incorpora la escalera comunitaria está resuelta con una celosía cerámica de formato rectangular que permite la ventilación e iluminación natural y constante, al mismo tiempo que genera diversos matices de luz natural en el acceso.

La construcción se ha llevado a cabo siguiendo criterios de diseño pasivo, lo que ha conseguido mejorar la eficiencia energética del edificio y reducir considerablemente el consumo energético, con medidas como el uso de una envolvente térmica con doble muro y aislamiento en fachada y en cubierta.

Todas las viviendas disponen de un sistema de calefacción y enfriamiento con suelo radiante y climatización integrada alimentados por un sistema de energía renovable.

 

Arquitectura Viva / Adrià Goula